En la República Argentina, más de 12.000 personas se enferman anualmente de tuberculosis, y más de 1.000 mueren a causa de esta enfermedad. La misma es causada por el bacilo de Koch, Mycobacterium tuberculosis (Mtb), una bacteria con apenas 4000 genes. El tratamiento de la infección tuberculínica enfrenta numerosos obstáculos. Requiere drogas de primera línea (Isoniazida y Rifampicina), es demasiado largo (6 meses) y altamente costoso. A todo esto se suma la aparición cada vez más frecuente de cepas multirresistentes (MDR), que deben ser tratadas con drogas de segunda generación con graves efectos secundarios, y de cepas extremadamente resistentes (XDR), para las que no existe tratamiento. Finalmente, un punto clave es que no existen drogas en el mercado que ataquen específicamente la fase latente del bacilo “oculto” dentro del macrófago enfrentando condiciones hipóxicas, de estrés nitro-oxidativo y de privación de nutrientes, pero donde puede permanecer vivo por décadas. El desarrollo de nuevos fármacos para este estadío es en este contexto un problema primordial a nivel mundial.